domingo, 10 de abril de 2016

LOS CUATRO EVANGELISTAS


LOS CUATRO EVANGELISTAS




Evangelio según san Mateo: Se atribuye a Mateo, el apóstol de Jesús que había sido recaudador de impuestos. Ese evangelio, en muchas de sus expresiones y temas preferidos, muestra una especial cercanía al pensamiento hebreo. Tanto el autor como sus primeros lectores fueron, sin duda, personas familiarizadas con el Antiguo Testamento y con muchas de las tradiciones judías.








Evangelio según san Marcos: Es el más antiguo. A este autor se lo identifica con el personaje del mismo nombre que se menciona en Hch 12, 12 y que aparece mencionado en las cartas de Pablo. La tradición dice que este evangelio fue escrito en Roma, después de la muerte de Pedro y Pablo, y que los lectores a quienes se destinó en primer lugar este evangelio eran cristianos no judíos, posiblemente romanos.


Evangelio según san Juan: Este evangelio menciona en varios lugares a un discípulo a quien Jesús quería mucho, pero en ninguna parte dice su nombre. Desde el siglo II este discípulo ha sido identificado con el apóstol Juan, hijo de Zebedeo, al que se le atribuye la autoría de este evangelio.
Es opinión generalmente aceptada que el evangelio de Juan fue redactado después de los otros tres evangelios, a fines del siglo I. Puede pensarse que este evangelio representa el resultado de una larga reflexión y transmisión del mensaje de salvación en comunidades que tuvieron que sostener duros enfrentamientos con grupos judíos.



Evangelio según san Lucas: Forma una unidad literaria y teológica con el libro de los Hechos de los Apóstoles, por ello se afirma que el autor es el mismo. Sin duda el autor de este evangelio era de lengua griega, y el evangelio parece estar destinado sobre todo a lectores cristianos de origen no judío. Se lo atribuye a Lucas, compañero de san Pablo, al que se le llama el médico amado.








 







En el primer siglo, los cristianos vieron la necesidad de tener su propia literatura escrita, en donde se preservaran de manera más fiel y permanente las tradiciones recibidas en forma oral. El año exacto en que se redactó cada uno de los evangelios es difícil de precisar. Fue probablemente en el siglo II cuando en las copias de los evangelios se hizo común ponerles los títulos con los nombres de los evangelistas. Los autores cristianos de esa época muestran que fue entonces cuando se difundió la tradición acerca de los nombres de los autores. Los evangelios, como toda obra literaria, tuvieron indudablemente sus autores, sin embargo, pertenecen a un tipo de literatura en la que, más que la actividad creadora y original de un autor, cuenta la utilización de tradiciones conservadas en una o varias comunidades.


Los animales que representan a los cuatro evangelistas tienen su origen en distintos textos bíblicos como Ezequiel y el Apocalipsis, pero también en la interpretación que de ellos hicieron los padres de la Iglesia.

Mateo está representado por el hombre por iniciar su Evangelio con la genealogía de Cristo.
Marcos está representado con el león porque comienza su Evangelio mencionando a San Juan Bautista como la voz que clama o ruge en el desierto.
Lucas está representado con el toro porque inicia su Evangelio con el servicio de Zacarías en el templo, y el toro es un animal de sacrificio.
Juan está representado por el águila por ser un Evangelio que muestra una teología superior a las demás.

SAN JUAN EL EVANGELISTA


Juan significa: "Dios es misericordioso".

Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Autor del cuarto evangelio, el libro del Apocalipsis y de las tres cartas del Nuevo Testamento que llevan su nombre.
Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador. Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. Los dos eran también discípulos de Juan Bautista y un día al escuchar que el Bautista señalaba a Jesús y decía: "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo", se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le respondieron: "Señor: ¿dónde habitas?". Y Jesús les dijo: "Vengan y verán". Y se fueron con él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida, jamás Juan podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia. Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte. El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, entonces fue desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis. San Epifanio dice que San Juan murió hacia el año cien, a los 94 años de edad.
Sus emblemas son el águila por su visión mística elevada y un libro por sus escritos llenos del Espíritu Santo.Patrono de los teólogos y escritores.

SAN LUCAS EL EVANGELISTA



Breves notas en las cartas de San Pablo son las únicas noticias que la Sagrada Escritura nos presenta sobre san Lucas, el autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Fue compañero y discípulo de los apóstoles, especialmente de san Pablo, a quién acompañó en sus viajes apostólicos.
Lucas nació en Antioquía de Siria, en una familia pagana. Se sabe que era médico de profesión, por lo que se lee en el capítulo 4, versículo 14 de la carta a los Colosenses: “Lucas, el médico amado, los saluda.” Su formación cultural se nota también por el estilo de sus libros; su Evangelio está escrito en un griego sencillo, limpio y bello, rico en términos que los otros tres evangelistas no tienen.
Además se dice que también cultivaba la literatura y la pintura, y que conoció a la Virgen María, ya que su evangelio es el que detalla episodios de la vida de la Virgen.
Se cree que murió a la edad de 84 años en Beocia.




No hay comentarios:

Publicar un comentario